Mis mayores miedos habitan en ti.


―Entonces me ha quedado claro que no me quieres.
―Verás, creo que no me has entendido. Siéntate, yo te voy a explicar.
― ¿Qué quieres explicarme? No necesito explicaciones. Has dicho lo que has dicho y con eso me basta.
―Siéntate. ¿Un café? ¿No? Bueno, entonces empecemos. Durante este tiempo que he estado contigo te he observado: mientras dormías, mientras comías, mientras me sonreías, mientras te lavabas los dientes, mientras hacías la comida, mientras me observabas tú a mí… en fin, que te he observado muchas veces. Y ahora tú te estarás preguntando, ¿y qué quieres decirme con esto? Pues quiero decirte que he descubierto que mis miedos no tienen nada que ver con películas aterradoras, con fantasmas que no existen, ni monstruos perturbadores, tampoco tienen nada que ver con payasos tenebrosos… mis mayores miedos habitan en ti. Mis mayores miedos aparecen cuando te miro y me miras y me clavas esos ojos tan azules en los míos. Mis miedos están presentes cuando de repente me das un beso y como una estúpida sonrío, o cuando te veo después de mucho tiempo y se despierta en mí ese cosquilleo. ¿Entiendes? Mis miedos se basan en que me he enamorado de ti como una idiota. No sé cómo luchar contra ellos, porque no puedo ponerme una manta encima para dejar de sentir ese miedo a que te vayas.

Ella.


Ella se sienta en su cama, mirando hacia un punto fijo de su habitación. Ella no piensa en nada, o quizá piensa en tantas cosas que ya se ahoga.
Ella no puede evitar hacerlo, así que llora, pone su cabeza entre las manos, aprieta fuerte los ojos y las lágrimas siguen su curso empapando sus mejillas. Ella ya no entiende nada, siente que lo pierde todo. Ella no tiene razones para sonreír, aunque a veces le sobren.
Ella siente que su cuerpo es un descontrol. Ella no se siente a gusto con ella misma. Ella piensa que lo que ha comido en la cena es demasiado, piensa que solo le ayudará a parecer más “gorda” de lo que ya está. Se sienta en el suelo del baño, con las lágrimas bañándole toda la cara, introduce dos dedos a su boca y ya está… suelta todo lo que ha ingerido. Ella no está orgullosa de lo que hace, pero se siente mejor con ella misma. Ella se mira al espejo, con los ojos rojos, la cara manchada de rímel corrido por las lágrimas. Ella, en ese momento piensa que da más asco de lo normal. Ella se siente atrapada dentro de alguien que no quiere ser. Ella, teniendo tanto, siente que no tiene nada. «Despierta, abre los ojos, eres preciosa» «Quiérete», todo eso es fácil de decir, tan fácil de aconsejar, tan fácil de pronunciar cuando no sientes asco hacia ti misma.
Ella piensa que es un castigo existir, porque no vive, existe. Ella está cansada, ya no puede con todo el peso que lleva a cuestas.
Ella se siente un cero a la izquierda, ignorada, estúpida… inútil.
Ella siente que todos esos «te quiero» son mentiras, que todas esas veces que le dicen que la quieren, mienten. Mentiras, engaños, secretos y más mentiras.
Ella piensa en todo su alrededor. Se tumba en su cama y «débil cae, como un castillo de naipes». Ella no se siente importante para nadie, nadie…
Tiene tantas ganas de salir corriendo, de huir, de gritar, de desaparecer.
«Tengo tantas cosas que decir que ya me ahogo»
Todas esas veces tumbada en el suelo de su habitación llorando ya son incontables. Ella solo quiere demostrar que a veces puede ganar, que no todo son batallas perdidas, eso es imposible cuando todos confunden sus palabras con el aire. Inexistente.
La soledad, el miedo, el orgullo, la melancolía, la tristeza, la nostalgia y la angustia se volvieron sus fieles amigos y ella ya se ha olvidado de quien era. Se ha convertido en una persona orgullosa, fría… mala. Con miedos, con mas derrotas que victorias, y con un corazón tan frio que ya quema. Se echa de menos. Es su cárcel propia, su rutina…
Ella se levanta, se lava la cara, se pasa la toalla, se pinta las pestañas, se dibuja una sonrisa, se borra las lagrimas y sale por esa puerta simulando que todo va bien, que es feliz. Aunque por las noches se derrumbe como una torre con débiles cimientos.
«― ¿Cómo estás? ―Muy bien─ mentía sonriendo»

Tic-tac...


Que el tic-tac de mi reloj me está poniendo nerviosa y tú no vienes.
 Barcelona y sus lluvias de otoño, yo y mis miedos de siempre. Juraría que esta situación ya la hemos vivido: yo te espero y tú no te decides. 
El rímel se está corriendo y ya no sé si es por la lluvia de ahí fuera o por la lluvia de mis ojos. Empezamos a jugar a querernos sin pensar que era un juego de adultos, y así nos va, perdiendo. Pierde quien más apuesta, y no cuesta demasiado adivinar quién de los dos ha apostado más. O soy muy estúpida y no debería acercarme nunca a un casino o este juego no se me da bien. Creo que estás intentando destrozarme y sin mas remedio lo estás consiguiendo.
 Ya no sé si por orgullo o por un poco de amor propio pero ya no quiero que vengas. No sé a quién intento engañar, te estoy esperando con muchas ansias de verte, pero a la vez te odio tanto que si por fin apareces acabarías empapado a parte de por la lluvia por este café amargo que se empeña en calentarme las entrañas mientras yo estoy fría, muy fría. Esta soledad y el silencio me están matando, estoy luchando contra mis deseos de coger el teléfono y sin más pedirte una sola noche mas entre tus besos ¿tanto pido? 
Tic-tac, resuena. Las nueve y no apareces. Pensar que vendrías al lugar de siempre a la misma hora fue una estupidez. El Metro sin ti ya no es lo mismo, a pesar de haber tanta gente parece tan vacío... Sin mis risas resonando por los pasillos y las miradas de la gente preguntándose qué hacía ese chico para que ella fuera tan feliz. Me encamino hacia la línea 5 pensando qué hago esperándote si ya sé que no vas a volver. En fin, no vuelvas, no aparezcas, adiós.

'Los recuerdos y sus putas'


Así pues me dispuse a guardar todos los recuerdos en una caja de cartón. La caja al fondo de un cajón y nunca jamás se supo nada de ellos. Yo nunca mas volví a acordarme de tu existencia, olvidé dónde había guardado nuestros recuerdos y me olvidé de ti. Adiós. Adiós a todo.
Reconozco que encontrar la caja me alegró y a la vez me entristeció, sonrisas y llantos. Aquella última foto reabrió todas las heridas.
Deje su mensaje después de la señal...―Necesito hablar contigo―. No sé si eran los nervios por dar el primer paso a nuestra ruptura o la rabia que sentía en ese momento pero no me salieron más palabras, sólo aquel 'Necesito hablar contigo' lleno de odio y tristeza, entre tantos. Es preciso decir que al principio no me podía permitir sonreír ni ser feliz, aunque luego todo resultó ser más fácil de lo que pensaba, más llevadero, me hice a la idea de que no volverías, de que te habías ido y seguí adelante, sin mirar atrás, fue difícil, pero no imposible.
― ¿Qué pasa, cielo?- Dijiste.
No me creía que te atrevieras a preguntarme que qué pasaba, después de que estuvieras tanto tiempo jugando conmigo pensé que ya lo sabrías. Primero rabia, luego tristeza y para acabar lágrimas, fue entonces cuando te respondiste a ti mismo. Te diste cuenta de que ese día te quedabas sin mí, de que el juego a dos bandas te había estallado en la cara y de que no era tonta aunque pareciera inocente.
―Fin del juego―Dije.
―Nunca fue un juego― Dijiste.

No te creí, y sigo sin hacerlo, pienso que para ti siempre fue un juego. No comprendí la razón de tus lágrimas, entonces me miraste a los ojos donde vi tristeza y rabia hacia ti mismo, entendí pues que aunque hubieses hecho aquello no querías perderme y que a lo mejor si era cierto que era importante para ti.
Te odié, cierto. Te quise, cierto también y cuanto lo hice...
Habían tantos recuerdos en una foto dentro de una vieja caja en un cajón olvidado...
―Te quiero...― Dijiste.
―No hace falta que mientas más―Dije.

Replicaste diciendo que no mentías, que me querías, que todo aquello solo era un bache y que juntos podíamos pasarlo. No, no pudimos pasarlo. Tuve tanto miedo, amor mío. Tuve miedo a haberme equivocado, a no poder vivir sin ti, a que me olvidaras como lo había hecho yo...
―No quiero que te vayas, quédate aquí, conmigo...―Dijiste tantas cosas.
Necesitaba que me explicaras el significado de tus palabras mudas, hablabas tanto y decías tan poco, todas esas palabras se resumían en un 'Te necesito'.

'Aunque tú no lo sepas'

Aunque tú no lo sepas, me he inventado tu nombre.
Me drogué con promesas y he dormido en los coches.
Aunque tú no lo entiendas, nunca escribo el remite en el sobre, por no dejar mis huellas.
Aunque tú no lo sepas, me he acostado a tu espalda y mi cama se queja, fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta y al llegar la mañana no me di ni cuenta, de que ya nunca estabas.
Y aunque tú no lo sepas, nos decíamos tanto, con las manos tan llenas, cada día mas flacos.
Inventamos mareas, tripulábamos barcos, encendía con besos, el mar de tus labios y toda tu escalera.
Aunque tú no lo sepas- Quique González.

Cóctel de sentimientos.

-¿Has oído hablar del amor?
-Claro, como para no oír hablar de él
-¿Lo has sentido alguna vez?
¿Qué quieres decir?
-¿Has estado enamorado alguna vez?
-Pues... Creo que sí ¿Porqué me haces estas preguntas?
-¿Te lo explico? Quiero decir, ¿Te cuento lo que siente alguien enamorado?
-Pero... Bueno, si te apetece. Adelante, cuéntame.
-Es una sensación extraña. Me pasa cuando estoy cerca de ti.
-¿Cerca de mí? ¿Estas segura de lo que estas diciendo?
-Espera, deja que acabe.
-Vale, vale...
-Te cuento, es como volar...
-¿Volar?
-Sí, volar. Cuando me tocas, cuando hablo contigo, al verte, cuando me rozas, al sentir tu olor... Es como volar, ya que las piernas me tiemblan de tal manera que parecen no estar sobre el suelo.
-Pero...
-Espera, espera. También siento que muero.
-¿Que mueres?
-Sí. Cuando te dan esos ataques y le hablas mal a Diestro y Siniestro... Siento tal vacío que las lágrimas no hacen mas que salir desesperadas. O cuando tienes exámenes y te agobias y no haces mas que hablar con borderias. O también cuando siento que soy una molestia para ti.
-Nunca eres una molestia.
-Déjame acabar. Es un cóctel de sentimientos: tristeza, felicidad, amargura, esperanza, fe, dolor, desamor, sonrisas, lágrimas, soledad, alegría... Pero sobre todo amor. También hago estupideces como por ejemplo escribir la inicial de tu nombre en cualquier lugar, soñar contigo, despertar pensando en ti, irme a dormir con el mismo pensamiento de la mañana, echarte de menos a los dos minutos que te vas, pensar en ti cada minuto, sonreír al recordar tus palabras... Y llorar al recordar que nunca, nuca estarás junto a mi, dándome la mano al caminar por la calle ni llamándome 'princesa'
Ah, si no te quedaba claro, te quiero, mucho. Es mas, estoy enamorada de ti.

'Dear self, today you will shine'

Hola.
¿Estas bien? ¿Te sientes vivo? ¿No? Entonces, ¿Qué haces? Dime ¿Por qué no lo intentas? ¿Tanto te cuesta? Venga, intentalo, joder. Ya sé, es difícil, me pondrás esa excusa, pero no te preocupes,yo también lo hago. Es lo más fácil ¿Verdad? Decir que no puedes,que es difícil, que no esta tu alcanze. Pero mira, te voy a dar un consejo, el secreto está en disfrutar de cada cosa, de mirar las cosas por el lado positivo, de sentirte feliz por cada buena noticia y encajar las malas con una buena cara. Sientete vivo por dentro de una vez, sonríe, contagiate de felicidad. Puede llegar a ser divertido ¿No te parece?
Así que venga, levanta el culo de la puta silla y ve a comerte al mundo con una jodida sonrisa en la cara.
Mirate a ese espejo y di: 'Querido yo, hoy vas a brillar'. Porque lo puedes hacer, estoy segurísima de eso.